Cuando comenzamos a poner atención a nuestros actos, a nuestros pensamientos y comenzamos a ser concientes de nuestras reacciones es entonces que hemos iniciado con nuestro proceso de crecimiento personal, donde cada vez seremos más concientes de nuestra responsabilidad en relación a la calidad de vida de nuestro entorno y seremos concientes de nuestra capacidad para lograrlo.
Aquí algunos tips que te ayudarán en este arduo pero maravilloso proceso:
Mira detenidamente aquello que cruza por tu mente. Presta atención a cuáles son tus preocupaciones y qué las causan. Escucha a tus sentimientos y pregúntate porque sientes esto o lo otro, que te produce ira o miedo.
No juzgues a los demás. De nosotros depende como elijamos considerar nuestras experiencias, pero las ajenas son responsabilidad de sus respectivos dueños.
Armonía. Si logras armonizar tus pensamientos, palabras y acciones, podrás realizar un cambio notable en tu vida para alcanzar tus metas y compartirlas con quienes te rodean.
Motivación. Utiliza motivadores positivos en lugar del temor o los incentivos. Además, elimina los desmotivadores, como las políticas frustrantes o la burocracia.
Ejerce la tolerancia. Entiende las diferentes necesidades que impulsan a los individuos; cada persona es única, con diferentes talentos y habilidades.
Entender que la vida es un constante aprendizaje te ayudará a tener una óptica diferente de lo que experimentas, además de que harás más llevaderos cada uno de los momentos difíciles que tengas que afrontar.